
¿Cambio ideológico en Latinoamérica?
La actual imagen política de Latinoamérica es muy diferente a la que teníamos hace diez años. Si en el 2008 la fuerza hegemónica indiscutible era la izquierda, en la actualidad lucha por sobrevivir en los gobiernos. Las últimas elecciones brasileñas han dado un triunfo absoluto a Bolsonaro, abriendo una nueva etapa política en el país de la samba.
En este artículo vamos a analizar el cambio de fase política en Latinoamérica y a profundizar en las causas del fenómeno.
Los países latinoamericanos han tenido un camino paralelo, cuando no similar, en el transcurso de su historia reciente. A pesar de ser varios los elementos protagonistas a analizar, la región en su conjunto tiene un comportamiento bastante similar.
Para una mejor comprensión a la hora de analizar el desarrollo político de estos países, dividiremos la historia política reciente en varias fases:
1ª Fase: Tiempos revolucionarios.
En la década de los cincuenta y sesenta se asentaron gobiernos de tendencias marxistas e izquierdistas en varios países de la región. Enmarcado en el contexto de la Guerra Fría, Estados Unidos no podía permitir este tipo de gobiernos tan cerca de suelo estadounidense, por lo que se buscó la forma de poner fin a esa situación.
Henry Kisinguer, responsable de la política exterior estadounidense durante la década de los setenta, desarrolló el denominado Plan Condor. Este plan consistía en una serie de apoyos tanto logísticos como económicos por parte de la CIA para alentar golpes de estado que derrocaran los gobiernos de tendencias marxistas e instauraran regímenes amigos de corte autoritario que reprimieran a la oposición de izquierdas y establecieran medidas económicas liberalizadoras.
2ª Fase Las dictaduras
Algunos ejemplos de estas intervenciones son Pinochet en Chile, Videla en Argentina o Strooesner en Paraguay.
Todos tenían un perfil similar, la mayoría procedían del orden militar, imponiendo medidas neoliberales y aplastando a la oposición de izquierdas que mutó en diversas guerrillas. Algunas de ellas han perdurado casi hasta la actualidad, como las FARC en Colombia. El Che Guevara es la imagen más icónica de estos movimientos guerrilleros que se extendieron por todo el continente con el apoyo de Cuba y otros países marxistas.
A la fase de dictaduras le sucede el retorno de la democracia entre la década de los ochenta y principios de los noventa.
3ª Fase La democratización
La tercera fase, de democratización, está protagonizada por la situación económica de la región. Durante todos estos años la economía latinoamericana se había basado en la exportación de materias primas, los diferentes gobiernos habían adoptado medidas para favorecer la industrialización y cambiar el modelo económico. Para ello, se recurrió al endeudamiento, favorecido por la situación del momento: un dólar muy barato y los precios de las materias primas muy altas. Sin embargo, debemos destacar que, a pesar de las medidas liberalizadoras durante la fase de las dictaduras, el Estado aún mantenía una importante presencia en la economía.
Cuando cambió el contexto económico, la estabilidad financiera de los países latinoamericanos se resintió completamente. La deuda acumulada durante los años anteriores, y ahora imposible de pagar, hizo que el FMI y el Banco Mundial tomaran cartas en el asunto e impusieron medidas a los países para la devolución de la altísima deuda acumulada durante años.
Ante esta nueva situación y el consecuente peligro de impagos a numerosos bancos estadounidenses, se estableció el denominado “Consenso de Washington”, una serie de medidas que establecieron los organismos internacionales que se debían aplicar en los países latinoamericanos –una especie de troika a la americana– a cambio de demoras en el pago de deuda y quitas a la misma.
El resultado fue que durante la década de los ochenta se establecieron una serie de medidas neoliberizadoras –reducción de aranceles, ajuste presupuestario, etc.- que disminuyeron en gran parte el tradicional papel de los Estados en la economía latinoamericana. A este periodo se le suele denominar la década perdida.
Si ponemos el foco en el electorado, a medida que se iban imponiendo medidas liberalizadoras, se autoidentificaba más con posiciones ideológicas de derecha que de izquierda. Las medidas impuestas tuvieron sus efectos macroeconómicos mejorando la situación fiscal de la mayor parte de los países durante la década de los 90. Sin embargo, a raíz de la crisis de 1997 la situación revierte de nuevo iniciando la denominada media década perdida (1998-2003).
El cambio de siglo y el fin de la media década perdida dará comienzo a una nueva fase ideológica en la mayoría de los países latinoamericanos. En 1999 Hugo Chavez en Venezuela y Lula da Silva en 2002 en Brasil, inauguran la transformación política de la región. Uno tras otra, las formaciones de izquierda van tomando el poder de la mayoría de países latinoamericanos.

Los gobiernos revolucionarios y la vuelta del Estado
Los nuevos gobiernos de izquierda inauguran una política de “Vuelta del Estado”. Haciendo que el Estado recuperara el peso económico anterior. Para ello optan por una “refundación” del Estado, reformando o rehaciendo el aparato estatal e interviniendo directamente en sectores que el gobierno considera estratégicos. Ejemplo de ello son las nacionalizaciones de YPF por parte de Argentina, en Venezuela empresas petroleras o de alimentos como “Alimentos Polar” o en Ecuador grupos de telecomunicación y agrícolas como Grupo Isaías y La Clementina. En la retórica de estos gobiernos, era frecuente hablar de “revolución” – Revolución Bolivariana en Venezuela, por ejemplo- con el que identificaban sus programas políticos, sociales y de refundación institucional.
Desde hace ya varios años, el cambio de ciclo ideológico en América Latina es un hecho constatado. Lejos queda el año 2008 cuando la izquierda gobernaba en 14 de los 17 principales países latinoamericanos. Eran tiempos en los que Correa en Ecuador, Nestor Kirchner en Argentina, Hugo Chavez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y un largo etcétera dominaban el panorama político en la región. A este movimiento de izquierda se le denominó marea rosa.

Fin de ciclo
Algunos investigadores explican que el cambio de ciclo político hacia la izquierda tras la media década perdida no sería tanto un giro ideológico como tal, sino más bien un sentimiento de cambio hacia las tradicionales estructuras de poder. Por otro lado, vemos que ahora se están produciendo aspectos similares que marcaron el fin de ciclo a principios de los 2000. Varios de los fenómenos que derribaron a los gobiernos liberales, ahora lo están sufriendo los gobiernos revolucionarios:
- Entre los líderes de la izquierda más destacados, dos de los que mayor protagonismo reciben han sido acusados de métodos antidemocráticos para continuar en el poder: Evo Morales en Bolivia al querer postularse para un cuarto mandato contra lo que marca la Constitución y el rechazo de los votantes en el referéndum de 2016; y Nicolás Maduro, restando poder a la Asamblea Nacional controlada por la oposición.
- Los casos de corrupción de icónicos dirigentes de la izquierda como Lula Da Silva en Brasil, Cristina Kirchner en Argentina o Rafael Correa en Ecuador.
- Y por otro lado el cambio de tendencia ideológica, según el informe de 2016 de Latinobarómetro, se aprecia un aumento del porcentaje de población que se ubica en la derecha del espectro político. Una tendencia que no ha parado de crecer desde 2012. Si en 2011 el 19% de la población se autoubicaba en la derecha, ahora es más del 28%, al tiempo que la izquierda ve decaer sus apoyos hasta el 20%. Latinoamérica es una región en la que más de un tercio de la población se ubica en el centro político. Y es este segmento de población el que decide los cambios de gobierno.
Es por ello que la dinámica política de la región está en consonancia con las inercias mundiales y el viraje hacia posiciones más conservadoras en el plano político mundial. El cambio de tendencia ideológica es un hecho en la región que debe afrontar muchos de los problemas heredados de la década anterior –violencia, narcotráfico, desigualdad etc. Problemas de difícil solución que menoscaban la capacidad de los Estados. Sin duda, los países latinoamericanos podrán superar todas las adversidades para encarar su futuro de una manera optimista. Es por ello que, el siglo XXI será el siglo latinoamericano.
Autor: Carlos Bielsa
Comentarios: 1
Creo que los países que estén en concordancia con las naciones sublevadas a Estados Unidos junto con Europa. Tendrán un apoyo que ahora mismo no existe. Lo cual les va a beneficiar enormemente.